El mundo de Juan José Millás

La escritura de Millás. Un bisturí que hiere y cauteriza
Martha Lilia Sandoval
El estilo de Juan José Millás es como una bocanada de aire fresco. Al relacionar el trabajo de su padre, técnico en reparación de aparatos electrodomésticos, con una metáfora de la escritura, nos da una de las claves de su forma de escribir. A un buen observador, a un artista, no se le escapan las analogías que proporciona la vida cotidiana.
Su concepción de la escritura como un bisturí eléctrico que abre una herida y en seguida la cauteriza, es algo que lleva a la práctica cabalmente en sus narraciones. Su novela El mundo, que recibió el premio Planeta 2007, es una pretendida autobiografía, que lo mismo puede estar basada en sus experiencias, que ser el producto de una imaginación afiebrada. Mucho más que un recorrido por las peripecias de su infancia, incluyendo sus aventuras en compañía del Vitaminas, El Mundo es la historia del desarrollo de la imaginación de un escritor. Una imaginación que pasa por reflexiones agudas sobre el lenguaje y la identidad: “El lenguaje nos utiliza y nos moldea, de modo que más que hablar con él somos hablados por él…” Sin embargo, sus reflexiones y sentencias nunca son onerosas, pues las aligera una recóndita ironía, que en ocasiones llega a ser hilarante. Dice Millás: “La palabras adquirieron algunas cualidades de objetos sólidos, de las cosas macizas. Me hacía preguntas locas sobre el lenguaje. ¿Por qué, por ejemplo, todo el mundo comía lentejas, cuando lo lógico era que los hombres comieran lentejos?”
Millás sueña con una escritura que lo hunda y que lo eleve, que lo enferme y lo cure, que lo mate y le dé vida. Es decir sueña con la novela total, con la poesía completa. Sueña afiebradamente con transgredir los géneros y hacer de su narración una serie de reflexiones filosóficas sobre el lenguaje, sobre la identidad, sobre el sentido último de la escritura. Lo interesante es que este sueño grandioso se concreta en la narración de las anécdotas aparentemente más simples como observar la calle por la ventana de un sótano, o dar la vuelta por el barrio. Lo que nos cuenta Millás es de la más absoluta cotidianidad, pero es el estilo único del escritor, que bordea el ensueño, la reflexión, la poesía, el que le da una cualidad onírica, hiperreal o subrreal a todo lo narrado.
Aunque lo anterior pueda sonar pesado a los posibles lectores, nada más lejos de lo que el escritor español consigue con su texto. La reflexión en El Mundo está íntimamente vinculada a la impresionante narración de ciertas vivencias de Millás que fueron conformando su identidad como narrador. La novela transita por dos tiempos, la recreación de su infancia y adolescencia en un barrio pobre de Madrid, y el presente del narrador, desde donde el autor va dando a los lectores las pistas para que éstos conozcan los motivos y la gestación de sus novelas. Pero esto es sólo la parte más aparente de su novela. Lo importante es que su visión nos lleva a considerar que en la calle más cotidiana de pronto, por la magia de esa dimensión febril que es el ensueño poético, se puede convertir en el mundo. Y cualquiera de nosotros puede ser el escenario donde acontezca la vida.
Comentarios
gracias por abrir una página de literatura sobre literatura, al leer tu reseña he querido leer por primera vez a Millás, algo que no me ocurre ni cuando veo su sus columnas en algún diario español. Cuento con que sigas escribiendo! Te mando también la dirección del blog de Tomás Segovia, estoy segura de que vas a disfrutar mucho con ella.
http://tomassegovia2.blogspot.com/
Un abrazo.
Kathia Arjona