La discreta belleza del manzano

 

La discreta belleza del manzano

 

   A mi hermana Aurora Estela

 

De su infancia son memorables

 ciertos paisajes de la piel y la historia:

 Una vez le cortaron el pelo

 y  yo no pude contener el llanto

 al sentir, sin saberlo, menguada su belleza.

 Sin embargo, ella me apaciguó diciendo:

“Me gusto más ahora que parezco un muchacho”

 

Por eso no me causa  asombro

 que su prestigio haya llegado a países remotos.

 

 De Japón y de China.

  han llegado rumores sobre un rastro  de luz

 que se percibe ciertas mañanas neblinosas

en que gentes muy tristes

amanecen pensando en el suicidio.

 

 Entonces,  cualquier evento normal:

un loto que esplende en el estanque

una piedra bien colocada en un jardín de piedra

 conduce a los amargos a una  misteriosa evocación

 y  ven -como en sueños- a  la segunda hija

de una familia mexicana

 una niña tan frágil de apariencia

que su  padre la apodó para su adentro:

 “florecita de claustro”.

 

 Después perciben a  una mujer madura

desplazándose ingrávida

entre dioses antiguos y pirámides.

 La ubican en  Huexotla, muy cerca de Texcoco,

 cultivando un huerto de manzanas y moras

 

 A veces, yo soy esa adolorida

 Y me  invito  a comer los  exquisitos platillos

 que preparan sus manos

delgadas y libres de toda irritación  y costra

( padeció muchos años una eccema en el cuerpo).

 

Entonces degusto,

 el aroma  discreto del manzano

y  gozo la belleza perenne del paisaje.

 

 

 

 

 



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